Primer día de desconfinamiento poblacional en España. Fase Inicial. Basura en la Barceloneta. Imagen capturada el 2/05/2020 


Estamos aún en el quinto mes del año 2020 y nos enfrentamos a incendios infernales en Australia, inundaciones devastadoras en Indonesia, Gloria, una tormenta nunca antes vista en el sur de Europa que provocó una destrucción impresionante en las costas mediterráneas españolas, con olas que en Barcelona llegaron a los 7 metros y una pandemia vírica que dejó al mundo en suspenso.

Para muchos queda claro que la Tierra nos pide a gritos tiempo para sanar. Nuestra Pachamama está enferma y nosotros somos los responsables.

No es ninguna novedad que somos una especie capaz de crear una destrucción masiva allá donde vamos. Ha pasado en las diferentes revoluciones por las que hemos pasado. Historiadores aceptan al día de hoy que cuando nuestros antepasados pisaron  Australia y América fueron responsables, en unos pocos miles de años, de la extinción de un 90% de sus megafaunas que habían prosperado en estos ecosistemas durante miles y miles de años. Sin embargo desde la Revolución Industrial nuestros estilos de vida han moldeado la Tierra a una velocidad vertiginosa, acelerando los cambios climáticos naturales en los ciclos del Planeta de una forma nunca antes vista.

Pero volvamos a nuestra querida Pandemia ya que el Cambio Climático es en sí tema suficiente del cual seguramente escribiremos más adelante otro post. Muchos países, desde mitades de marzo, han cerrado sus fronteras, suspendido conexiones aéreas, limitado los desplazamientos internos, aconsejado a la población distanciamiento social com leyes más o menos rígidas en función de los países. Este periodo ha dado a la población tiempo. Tiempo que le había sido robado por su estilo de vida de sociedad modernizada que vive a un ritmo desenfrenado. Y mucha gente ha parado para pensar, y cada uno habrá pensado muchas cosas distintas, desde la salud, el miedo a enfermar, replantear estilos de vida y elecciones saludables, replantear prioridades en sus vidas, redefinir su estilo de vida y quienes son como personas, cuestionar sus creencias, redireccionar su futuro, muchos otros perdieron sus trabajos y se preocuparán por la prosperidad económica. Un sin fin de posibilidades entramadas entre sí, seguramente muy distintas en función de su realización en la Pirámide de Maslow.

Nosotros vivimos en Barcelona, España, uno de los países donde aplicaron las leyes más estrictas de confinamiento poblacional y que ahora se está retirando poco a poco. Y es gracias a este desconfinamiento que tuvimos la oportunidad de ir a correr este finde semana a la playa. No veía el mar en Barcelona desde Febrero, en ese entonces hacía poco que había pasado la tormenta Gloria, que trajo a las playas un sin fin de deshechos humanos y las dejó cual cementerio de objetos cotidianos.

En esta ocasión traía toda la energía acumulada de quien lleva encerrada 50 días, corrí como nunca lo había hecho. A cada paso corrido se me desvelaba la ciudad y ahí estaba Barcelona. Me había esperado y era tan bella como la recordaba, con su cielo azul y luz de primera hora de la mañana reflejándose en el agua como espejo multiplicando los barcos a mis ojos abismados. Corrí más y finalmente llegué a la playa, el mar era precioso, con olas tranquilas y las gaviotas que se acumulaban en la orilla, nunca había visto tantas gaviotas en la playa de la Barceloneta, ahora que nos fuimos los humanos les dejamos recuperar su espacio. Después de recuperar el aliento (por correr y la emoción), me empecé a dar cuenta que la arena estaba aún llena de la basura traída por el Gloria en enero. Había un poco de todo, desde cepillos de dientes, envases de productos de limpieza domésticos, botellas de plástico y cristal, etc. Y eso me inspiró a escribir este artículo. Ahora me parece un momento clave para redefinir nuestros patrones de consumo y decidir como queremos seguir de aquí en adelante. 

Así que, veamos que podemos hacer cada uno de nosotros en tiempos de COVID-19:

1. No caigas en la falacia del todos o ninguno. Para cambiar el mundo no necesitamos esperar a ponernos todos de acuerdo y entonces empezar a hacer las elecciones más sostenibles. Si tú tienes inquietudes hacia el medio ambiente y deseo de llevar una vida más sostenible, te animo a que empieces. Cuando tú haces algo bajo tus valores, eso tiene un impacto positivo no solo en ti ya que vives una vida más en harmonía personal, sino que tus acciones también impactan a los que te rodean. Tan sólo que tus acciones afecten a 1 persona a cambiar, esa persona tendrá también el potencial de influenciar al menos a otra persona y el resultado puede ser un cambio exponencial. Así que tan adecuada sería la frase que se le atribuye a Gandhi “Sé el cambio que quieres ver en el mundo”, y yo añadiría algo un poco más millenial como sé tu próprio influencer.

2Usar menos transportes. Espero que las empresas vean que el teletrabajo es posible y funciona. Si tan solo las personas puedan teletrabajar al menos 1 o 2 días a la semana ya sería un ahorro en combustibles fósiles y emisiones muy considerable. En su detrimento siempre que se puedan usar transportes de emisiones cero como la bicicleta es ideal.

3. Comprar menos. Comprar menos no sólo es bueno para el bolsillo en los tiempos de austeridad económica que nos esperan, como también para el ambiente. Un principio básico que usamos en nuestra casa es que no hay opción más sostenible que la que ya tenemos en casa. Así que reflexionar bien nuestras compras y patrones de consumo, preguntarnos si realmente necesitamos eso es de los ejercicios más sostenibles que podemos hacer.

4. Sustituir productos uno por uno, a versiones más sostenibles. Cualquiera que haya buscado algo acerca del movimiento zero waste o low waste se ha deparado con baños fotogénicos con cepillos de bambú, barras de jabones, cocinas con esponjas y cepillos de fibras vegetales, tarros de cristal (nosotros tenemos una verdadera pandemia en nuestra alacena) y muchos otros productos que iremos hablando en otros posts. Todos estos son productos muy buenos pero si acabo de estrenar mi último cepillo de plástico convencional lo ideal no es tirarlo e ir corriendo a la tienda más cercana a hacerme con uno de bambú porque es más sostenible y se ve más bonito en mi instagram. Ese cepillo de plástico ya está en mi casa, ya se produjo, ya no le queda de otra que terminar en un vertedero tarde o temprano, eso si no se pierde por el camino y termina en el mar como esos que vi en la Barceloneta. Así que mejor que termine ahí tarde que no temprano. Igual que con los tarros de cristal en vez de comprar un conjunto bonito de nuevos tarros de cristal, puedes comprarlos en segunda mano o ir usando los que vengan con productos que vayas comprando. Otro de los puntos que te das cuenta cuando te inicias en el zero waste es de que necesitas muchos menos productos de limpieza de lo que siempre te habían vendido.

5. Comprar a granel. No todas las ciudades tienen tiendas a granel pero cada vez están aumentando más su número y en Barcelona y Madrid van aumentando los barrios en que se disponen estas tiendas. Este es un punto complementario al anterior ya que si sustituyo todos mis productos envasados en plástico por productos en envase de cristal puedo terminar con una verdadera infestación de cristal en mi casa o desechando a reciclar una cantidad innecesaria de vidrio que tiene un proceso de reciclaje muy dispendioso a nivel energético y económico. Entonces la mejor opción es coger tus tarros y llevarlos a la tienda a granel más cercana, la mayoría incluso te hacen descuento si llevas tu próprio envase. La compra a granel no es ninguna novedad, es lo que hacían nuestros abuelos. De hecho para la mayoría de cambios sostenibles en casa sólo tenemos que pensar que hacían ellos. Así que cuando sea seguro y las autoridades sanitarias te dejen ir a verles, que seguro tienes muchas ganas, pregúntales cómo hacían.

6. Apoya el pequeño comercio y de proximidad. Este punto ya era muy importante a nivel de impacto ambiental. Pero después del COVID-19 recobra aún más importancia ya que estos comercios son los que se verán más afectados por la crisis económica que atravesaremos.

7. Guantes vs. lavado de manos. Quiero adentrarme en dos asuntos de seguridad personal y salud que están a la orden del día. El primero es la higiene de manos. El vector principal en una gran parte de enfermedades son las manos y esto lo sabemos desde hace años. En el caso del virus SARS-Co-V2 responsable por la enfermedad COVID-19 se transmite por medio de aerosoles al estornudar, toser y en menor proporción al hablar, estos aerosoles pueden sobrevivir entre horas y días en algunas superficies inertes (conocidas en Medicina como fómites) esto significa que si con mis manos toco algo ajeno donde se depositó el virus y luego me toco la cara me podría infectar y de ahí desarrollar o no la enfermedad (ya se conocen muchos casos de portadores asintomáticos). ¿Entonces cómo puedo proteger mis manos? Muy sencillo lavándolas con agua y jabón o en su detrimento solución de gel hidroalcoholico, ambos efectivos. Entonces si estoy fuera de casa ya sea de compras o en el transporte público lo más importante es tocar el mínimo de objectos necesario y en caso de que habramos de tocar algo nos higienizemos las manos enseguida para estar libres de virus y podernos tocar en caso necesario. También es importante, a la hora de hacer ejercicio de intentar tocarnos menos la cara ya que lo hacemos mucho más a menudo de lo que nos damos cuenta. ¿Y qué pasa con los guantes? Pues los guantes son un material inerte, la solución hidroalcohólica está apta para limpiar superficies biológicas como la piel pero NO es efectiva en los guantes y de momento no hay estudios que nos permitan saber si el alcohol puro los puede limpiar. Así que cada vez que uso guantes y toco algo ajeno a mí los tengo que descartar, es la única manera de saber que no me contagiaré. Entonces, queda claro que tendría que usar cientos de guantes al día lo que no es ni sostenible, ni práctico y pronto nos quedaríamos desabastecidos. Entonces, ¿El gel hidroalcohólico viene en botellas de plástico? Si pero ahora mismo es la opción más sostenible y segura. Una manera de reducir nuestro impacto puede ser usar una botella pequeña en la calle que podemos ya tener en casa de otros productos o nueva y comprar botellas grandes para tener en casa e ir rellenando.

8. Mascarillas. El otro punto de gran debate son las mascarillas. ¿Son necesarias? ¿Cuántas horas puedo usarla hasta descartarla? ¿Las reutilizables de tela son seguras? Todas estas son preguntas muy válidas. Y es normal que generen frustración y ansiedad cuando no sabemos bien a qué nos estamos enfrentando. Por el momento la evidencia de su efectividad como medio preventivo de transmisión de COVID-19 en población sana es escasa y la OMS no lo aconseja de forma generalizada, especialmente porque su uso incorrecto (tocarlas por la parte frontal, mascarillas que no se ajusten correctamente a la cara o que no se coloquen correctamente cubriendo boca y nariz, etc.) disminuye mucho su eficacia y pueden dar una falsa idea de seguridad que laxa el cumplimiento de las demás medidas de protección. 

Pero si vas a usar mascarilla es muy importante que la veas como un método de barrera más y no como la salvación que te impedirá contagiarte. El primer punto sería mantener la distancia de seguridad con las demás personas fuera de tu entorno doméstico, el segundo y paralelamente importante la higiene de manos y el tercero la protección de la vía aérea superior. Así que al usar mascarilla no podemos saltarnos los 2 primeros puntos. Ahora, con el aligeramiento del confinamiento, empezará a haber más gente en las calles y en el transporte público donde las distancias serán más difíciles de mantener. Así que, el ámbito más importante donde usarlas es cuando una correcta distancia de seguridad no pueda estar garantizada como son los transportes colectivos.

Un punto muy importante acerca de su uso que me gustaría aclarar es que no se aconseja hacer ejercicio con mascarilla. El uso de la mascarilla hace con que respiremos una cantidad mayor de lo habitual de nuestro próprio dióxido de carbono, que cuando sobrepasa unos ciertos niveles se conoce como hipercapnia. La hipercapnia mantenida puede dar síntomas como dolor de cabeza y mareo. Su uso está pensado para momentos puntuales de desplazamiento en transporte público y para hacer la compra. Si tienes que usarla en el trabajo, ve haciendo pausas y retirándola unos 5 minutos cada hora. No hagas deporte con la mascarilla. Busca un sitio donde puedas mantener la distancia de seguridad con los demás deportistas y no uses la mascarilla para hacer deporte ya que hay un riesgo incrementado de sufrir síntomas de hipercapnia ya que aumentan nuestras necesidades de oxígeno durante el deporte.

¿Entonces por qué tipo de mascarilla debo optar?

La evidencia entre mascarillas N95, quirúrgicas y de tela es muy escasa y sólo en ámbito experimental por lo que no sabemos exactamente cuál es su eficacia real a nivel de prevenir la transmisión de la enfermedad COVID-19. Los estudios que afirmaban que las mascarillas quirúrgicas cuando colocadas a pacientes con enfermedad confirmada evitan la transmisión son de datos del virus influenza (Gripe), estudios preliminares experimentales con SARS-CoV-2 parece que no serían eficientes. Pero no sabemos cuál sería su papel para proteger individuos sanos. También en un estudio experimental se ha estudiado la presencia de virus en el exterior de la mascarilla de pacientes SARS-CoV-2 positivos tras toser, y los resultados fueron muy similares en las 3 categorías de mascarilla habia virus depositado en el exterior. 

Artículos acerca del uso de mascarillas en contexto COVID-19:

Links de interés acerca de sustentabilidad:

https://vivirsinplastico.com/

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